jueves, 12 de junio de 2014

Victoriano Huerta
(Colotlán, Jalisco, 1854 - El Paso, EE UU, 1916) Militar y político mexicano, presidente de México entre 1913 y 1914. Era de ascendencia india, lo cual no fue un obstáculo para que fuese admitido en el Colegio Militar de Chapultepec, de donde salió, en 1876, con el grado de teniente.
Los primeros peldaños militares los escaló en la Comisión de Cartografía Mexicana, en cuyo servicio empleó más de ocho años de su vida. Pero los entresijos de la vida política, las fidelidades y las traiciones los fue asimilando, a lo largo de los diez años siguientes, en los distintos puestos que ocupó en el seno del Estado Mayor durante la última parte del mandato de Porfirio Díaz.
A las órdenes del general Ignacio A. Bravo, Huerta (cuya afición por la bebida era desmesurada, al decir de sus historiadores) participó primero en la represión de las rebeliones de los indios mayas, en la península de Yucatán, en 1903, y posteriormente, durante varios años, en el sometimiento de los indios yaquis del Estado de Sonora.
En 1910 asumió directamente el mando de la represión de los zapatistas en Morelos y Guerrero. La mezcla de violencia, brutalidad y traiciones con que se empleó en las campañas contra los indígenas dan la medida del talante autoritario y mezquino del futuro presidente usurpador de México, dado que por sus venas corría sangre india. Como recompensa por los servicios prestados fue ascendido al rango de brigadier general.
La crisis del porfiriato, tocado de muerte en la campaña antirreeleccionista de Madero, lo llevó a participar en una conspiración contra el régimen, no sin antes solicitar la baja del ejército, aunque ésta le fue denegada, y, gracias a su pragmatismo, se convirtió en pieza clave de la comisión que había de acompañar al dictador Díaz al destierro.
Durante la interinidad de León De la Barra y hasta el nombramiento del presidente Francisco I. Madero, Huerta se dedicó a combatir con saña y tenacidad a los seguidores de Emiliano Zapata que defendían los principios del Plan de Ayala, por el que se debían devolver a los indígenas las tierras que les habían sido arrebatadas durante el "porfiriato".
Tras ocupar Francisco Madero la Presidencia de la República en noviembre de 1911, el general Huerta decidió abandonar la milicia, pero posteriormente fue convencido para continuar la lucha contra los revolucionarios orozquistas y zapatistas. Poco después de que el levantamiento de Pascual Orozcofuera derrotado, por sus conexiones reaccionarias y por el bloqueo en el suministro de armas con destino a los antimaderistas impuesto por el gobierno norteamericano, el general Huerta y el ejército se convirtieron en la base principal de la continuidad de la presidencia de Madero.
En Torreón formó la División del Norte y estuvo a punto de fusilar a Pancho Villa, derrotando a los orozquistas en Conejos, Rellano, La Cruz y Bachimba. En septiembre, Madero lo nombra secretario de Guerra en la capital de la República y consigue derrotar una nueva rebelión.
Sin embargo, el 9 de febrero de 1913 estalló una segunda sublevación dirigida por los generales Reyes y Mondragón, que había de cambiar definitivamente el destino de México. Tras asaltar la Penitenciaría y liberar al general Félix Díaz, Huerta, que había fingido estar a favor de la presidencia legal de Madero, fue nombrado por éste Comandante Militar de Ciudad de México, en sustitución del general Lauro Villar, muerto en los combates de la Decena Trágica.
Pero Huerta preparaba desde esta posición la traición que le ha hecho pasar a la historia. Tras reunirse en secreto contra los conspiradores primero y con el embajador de Estados Unidos Henry Lane Wilson después (convertido el embajador norteamericano en artífice siniestro del llamado Pacto de la Ciudadela o de la Embajada, como de las dos maneras se le conoce), Huerta diseñó un plan para impedir que llegaran los refuerzos de Felipe Ángeles a la capital y dio un golpe de Estado.
Victoriano Huerta y el embajador norteamericano
So pretexto de darles protección, detuvo a Madero y a su vicepresidente, Pino Suárez, a los que convenció para que renunciaran a sus cargos a cambio de garantizarles la salida indemnes de la capital. Una vez que sus dimisiones fueron conocidas por los componentes del Congreso, éstos nombraron presidente interino a Pedro Lascuráin, cuyo mandato duró escasamente 45 minutos, los necesarios para renunciar a fin de que asumiera la presidencia "constitucional" el general Huerta.
A partir de ese momento, los días de Madero y Pino Suárez estaban contados. Cuatro días más tarde, el 22 de febrero, los sicarios de Huerta se apoderaron de ambos políticos y, no lejos del presidio del Distrito Federal, los cosieron a balazos. Para justificar su muerte, se dio una versión "oficial" de la ley de fugas, asegurando que ambos políticos habían muerto a consecuencia de los disparos cruzados entre las fuerzas que les custodiaban y unos desconocidos que intentaban liberarles.
Huerta se deshizo poco a poco de sus principales rivales, dividió a la oposición y se enfrentó a la Cámara de Diputados, acabando por instaurar en la República un régimen militarista sangriento que, si bien contó en sus inicios presidenciales con el apoyo de gran parte de las clases medias, se encontró cada vez más aislado a medida que el constitucionalismo fue obteniendo sucesivas victorias militares.
Su política, basada en perpetuarse en el poder a cualquier precio, estuvo llena de desaciertos y, tras prescindir de uno de los políticos en los que se apoyó, el general Félix Díaz, y disolver el Congreso, se creó nuevos rivales con actos como las "levas" de pacíficos ciudadanos para nutrir su ejército como carne de cañón, los asesinatos de diputados como Rendón, Domínguez y Gurrón o de profesionales, propietarios y empleados públicos.
Pero su mayor error fue el atacar los intereses norteamericanos al decidirse por las ofertas de los británicos en cuestiones relacionadas con las concesiones petroleras. El nuevo presidente demócrata norteamericano, Woodrow Wilson, optó entonces por retirar el apoyo a los huertistas y decantarse abiertamente por los revolucionarios constitucionalistas. Tras la ocupación de Veracruz por los "marines" norteamericanos y la derrota de los federales de Huerta en Zacatecas a manos de los villistas, el presidente entregó la renuncia a su cargo en la persona del licenciado Francisco S. Carvajal e inició su exilio, que lo llevó primero Londres y luego a España.
Los plenipotenciarios alemanes Franz von Rintelen y Franz von Papen le ofrecieron todo tipo de ayuda económica y bélica para que regresara a México y (aprovechando las disensiones internas del constitucionalismo) se hiciera de nuevo con el poder, a cambio de que declarara la guerra a Estados Unidos. Se embarcó en Cádiz rumbo a Nueva York, siendo detenido, junto a Pascual Orozco, en la estación ferroviaria de Newman, en Nuevo México, acusado de conspirar en favor de Alemania violando la neutralidad.
Por su delicado estado de salud, se le dejó libre en una finca que poseía en El Paso (Texas) pero, tras la fuga de Orozco, Huerta fue internado en la cárcel militar de Fort Bliss, donde falleció víctima de una cirrosis hepática el 13 de enero de 1916.
La figura de Victoriano Huerta no puede fácilmente separarse de las páginas más negras del gran vendaval revolucionario que agitó durante los primeros treinta años de este siglo el México moderno. Huerta ha pasado a la historia como el artífice de la gran traición que acabara con la vida y las esperanzas que había suscitado el programa modernizador de Madero.
Su gran astucia estratégica, su capacidad para golpear en el momento oportuno, aparentando lealtad hacia el nuevo poder constituido para reducirlo, asestándole el golpe de gracia mediante el asesinato político sin escrúpulos, para instaurar a continuación una dictadura sangrienta pero vestida con los oropeles de una legalidad institucional para consumo externo, lo han convertido en la imagen del militar ambicioso, alcohólico y sin escrúpulos, capaz de sacrificar el país en aras de sus intereses mezquinos.
Justo Sierra

(Campeche, 1848 - Madrid, 1912) Escritor y político mexicano, uno de los forjadores del México moderno. Abogado y periodista liberal, luchó al lado de Juárez; con posterioridad adoptó posiciones conservadoras y, durante el porfiriato, fue subsecretario de Instrucción Pública. Apoyó después a Madero, fundó la Universidad Nacional de México (1910) y representó a su país en España (1911-1912).


Hijo de Justo Sierra O'Reilly, autor de novelas clásicas como La hija del judío, Justo Sierra obtuvo el título de abogado en el Colegio de San Ildefonso, antecedente de la Universidad Nacional, tras lo cual se incorporó a los círculos literarios de su época, en la que se multiplicaban las tertulias. Sus primeros ensayos se dieron a conocer hacia 1868. Participó en el periódico El Renacimiento, donde publicó por entregas la novela El ángel del porvenir, pieza muy marcada por las influencias europeas de su tiempo. Sus famosas "Conversaciones del domingo", aparecidas en El Monitor Republicano (1868), dieron forma, tiempo después, a uno de sus volúmenes más importantes: Cuentos románticos.
Discípulo de Ignacio Manuel Altamirano, a la muerte de éste en 1893 ocupó su sitio como figura tutelar de las letras nacionales y educador de las jóvenes generaciones, desde una plataforma ideológica netamente positivista. Amigo del malogrado poeta Manuel Acuña, se reunió con los impulsores de la Revista Azul y ejerció una poderosa influencia sobre autores como Luis Gonzaga Urbina.
Sus cargos públicos ampliaron su visión de México desde distintas perspectivas. La conjunción de estas experiencias con su cultura clásica y un hondo conocimiento de la historia nacional lo llevó a revalorizar el pasado y a plantear nuevas opciones para México. Fue magistrado, profesor, diputado y ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con Porfirio Díaz(1905-1911); durante su etapa ministerial puso en pie la moderna Universidad Nacional de México (1910) y pronunció el discurso de inauguración, modelo de oratoria, en el que trazó las orientaciones del futuro cultural de su país.
Como educador, Justo Sierra promovió el cambio del concepto de "instrucción" por el de "educación", la unificación lingüística del país, la autonomía de los jardines de niños, el reconocimiento del magisterio en el nivel superior, un sistema de becas para los alumnos más aventajados y la difusión de las bellas artes. Representó a México en el Congreso Hispanoamericano de Madrid, y después del triunfo de la Revolución, el presidente Francisco I.Madero lo envió como ministro plenipotenciario a España, donde murió. Su cadáver fue repatriado solemnemente a su país.
Obras de Justo Sierra
Justo Sierra es una de las figuras más completas del México moderno. Encarnó el modelo prototípico del erudito del siglo XIX a través de una obra en la que se dan cita todos los géneros: poesía, prosa poética, teatro, crítica y artículos literarios, periodismo político, discursos, libros de viajes y ensayos.
Poeta posromántico en su juventud, formado con Victor Hugo y apasionado admirador de Gustavo Adolfo Béquer, hizo algunas versiones de Los Trofeos de Heredia y compuso algunos sonetos de excelente calidad y otras composiciones, algunas de las cuales, como por ejemplo Playeras, pasan por anticipos modernistas, según frase de Anderson Imbert. Otros destacadas composiciones suyas fueron la oda A Dios y el poema El beato Calasanz.
Brillante narrador al estilo becqueriano, sus Cuentos románticos contienen pequeñas joyas como Playera y episodios históricos novelados, junto a fantasías de diversa índole. Escritos de 1868 a 1873, entre sus veinte y sus veinticinco años, el propio Sierra los calificó de pequeños poemas en prosa. Los Cuentos románticos cerraron propiamente la etapa juvenil del escritor. De todos ellos el más recordado es Playera, del que el propio autor dijo que no era un cuento, ni siquiera una leyenda, "sino un poemilla muy lírico, muy subjetivo; es decir, muy del alma para adentro..., que en lugar de estar escrito en verso, está compuesto en prosa lo más verso posible". La escena es la mansa orilla de las playas natales, donde Lila, tras bañarse con su hermanito, se queda dormida, y halla al despertar delante de sí un hermoso mancebo (un ángel) con su arpa, que le cubre de besos la frente. También intentó el teatro con Piedad (1870), pecado de juventud que no volvió a intentar en serio.
La personalidad de Sierra, sin embargo, es más la de un historiador y reformador que la de un literato, y se proyectó espléndidamente en sus reformas y en sus trabajos históricos y sociológicos. Manual escolar de Historia General (1891) y Catecismo de Historia Patria(1896) son obras menores en las que aún se advierte el lírico romántico influido por las ideas positivistas, que tanto peso tendrían en su obra reformadora. Quizá su obra fundamental es Evolución política del pueblo mexicano (1900-1902). Se trata de una síntesis, luminosa y profunda, de la historia política de México, dividida en tres libros. El primero trata de las civilizaciones aborígenes y la conquista; el segundo del período colonial y la independencia; y el tercero, de la república. Este último comprende tres partes: la anarquía (1825-1848), la Reforma y la era actual. Destaca también entre sus libros Juárez: su obra y su tiempo (1905), que le ayudó a terminar su compatriota el historiador Carlos Pereyra.
Emiliano Zapata
(San Miguel Anenecuilco, México, 1879 - Morelos, 1919) Revolucionario agrarista mexicano. Hijo de una humilde familia campesina, Emiliano Zapata trabajó como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción escolar.
Tenía veintitrés años cuando apoyó a la Junta de Cuautla en sus reivindicaciones por los ejidos de Morelos, su estado natal. La persecución desatada contra la Junta por el régimen porfirista lo llevó a Cuernavaca y luego a México como caballerizo del ejército.
De regreso en Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales y, en 1909, fue designado jefe de la Junta de Ayala. Al frente de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los campesinos.

Emiliano Zapata
Mientras el gobernador de Morelos, representante de los intereses de los terratenientes, enviaba fuerzas contra él, Genovevo de la O se sublevó en Cuernavaca. En el curso de los dos años siguientes, otros campesinos se levantaron en armas, entre ellos Tepepa, Merino y el maderista Torres Burgos, con quienes se alió Zapata. En marzo de 1911 se adhirió al plan de San Luis Potosí proclamado por Fransisco I. Madero y, a la muerte de Torres Burgos, fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».
Tras la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, pronto aparecieron las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas. Por fin, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente abriera las puertas a la reforma.
Elegido éste en 1911, y ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año el plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se adhirieron al plan, que eligieron jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente.
Las fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero, pero el asesinato de Madero en febrero de 1913 por orden de Victoriano Huerta cambió la situación. Zapata rechazó la oferta de Huerta de unirse a sus fuerzas y apoyó a los constitucionalistas de Venustiano Carranza contra los huertistas. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido declarado traidor, consiguió derrotar a Huerta (1913).
En la convención de Aguascalientes de octubre de 1914 se concretó la alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Si bien ambos entraron poco después en la capital, su incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción carrancista.
Perseguido por Pablo González, Zapata se hizo fuerte en Morelos, mientras que Villa era derrotado en el norte. El aporte de algunos intelectuales como Díaz Soto y Gama y Pérez Taylor dio solidez ideológica al movimiento agrarista y ello permitió a los zapatistas organizar administrativamente el espacio que controlaban.
En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la zona ocupada por los carrancistas.
Sin embargo, la guerra proseguía; en 1917, las tropas de Carranza derrotaron de nuevo a Villa en el norte. Ante la amenaza que Zapata suponía para el gobierno federal, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, traicionó y asesinó al líder agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos.
Porfirio Díaz
(José de la Cruz Porfirio Díaz Mori; Oaxaca, 1830 - París, 1915) Militar y estadista mexicano que fue presidente de México. En 1845 comenzó sus estudios en el Seminario y posteriormente trabajó como profesor en el Instituto, como armero y como carpintero. Fue discípulo del liberal Benito Juárez, futuro presidente, quien impartía Derecho Civil en el Instituto de Ciencias.
Cuando esta institución se clausuró por orden del presidente Santa Anna en 1854, Díaz inició su carrera política. En 1858 luchó contra los conservadores en la Guerra de la Reforma y tras ascender a general en 1861, luchó contra la intervención francesa. Fue jefe de brigada en Acultzingo en abril de 1862, participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado de Ignacio Zaragoza, y en 1863 tomó parte en la defensa de Puebla.
En esta misma localidad protagonizó poco después una brillante acción militar, cuando realizó un asalto sangriento y rápido contra sus enemigos de esta ciudad, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la Capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar pues adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.
Porfirio Díaz
Designado candidato a la presidencia por el Partido Progresista, fue derrotado por Juárez y a la muerte de éste, en 1872, se sublevó contra el sucesor Lerdo de Tejada. En noviembre del año anterior había lanzado el llamado "Plan de la Noria", en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y, a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral. Por fin, en 1876 consiguió expulsar a Lerdo, y accedió a la Presidencia. En 1880 la Cámara lo declaró Presidente Constitucional.
Posteriormente, se hizo reelegir; tomó posesión del cargo de nuevo el 1 de diciembre de 1884, y tres años más tarde publicó una enmienda, que fue aprobada por el Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una nueva reelección; en 1890 publicó una nueva reforma al anterior artículo para hacer posible la reelección indefinida, todo lo cual le permitió permanecer en el poder hasta 1910. Antes de "perfeccionar" este sistema ordenó la eliminación de todos los adversarios políticos posibles, y la prensa fue sometida o perseguida cuando intentaba mantenerse independiente. El pueblo mexicano estaba hastiado del desorden y la guerra, y Díaz se propuso imponer la paz a cualquier coste, pero México no contaba con fondos ni tenía capacidad crediticia porque no había pagado sus deudas con puntualidad, así que había que atraer capital extranjero; el problema era que nadie invertiría en México si no había estabilidad y paz.
Con una política de mano dura, Porfirio Díaz trató de eliminar las diferencias de opiniones sobre asuntos de política, y se dedicó a mejorar el funcionamiento del gobierno. "Poca política y mucha administración" era el lema de ese tiempo. La paz no fue total, pero Díaz consiguió mantener el orden mediante el uso de la fuerza pública. Policías y soldados persiguieron lo mismo a los bandoleros que a los opositores. Con una política de orden, aumentó la demanda de trabajo y se hizo posible el desarrollo económico, pues el país contaba con recursos y los empresarios podían obtener buenas ganancias.
Sin embargo, con el paso del tiempo se hizo evidente que la prosperidad era sólo para unos pocos, creció el descontento por la miseria en que vivía la mayoría de la gente y grandes sectores sociales tomaron conciencia de que Díaz llevaba demasiado tiempo en el poder. Cada vez fue más difícil mantener el orden. En los últimos años del Porfiriato se vivía en un clima de represión, en el cual la fuerza de las armas se utilizó con violencia creciente. De ello dan muestra la torpeza con que se negociaron y la dureza con que se reprimieron las huelgas de Cananea (1906), en Sonora, y de Río Blanco (1907) en Veracruz, así como la manera en que se persiguió a los periodistas que criticaban al régimen y a cualquiera que manifestara una opinión que no fuera la oficial.
Durante el largo tiempo en que gobernó Díaz se realizaron obras importantes en varios puertos, y se tendieron 20.000 kilómetros de vías férreas. Las líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las deudas. La agricultura progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.
México tuvo un crecimiento económico nunca visto, pero, como poca gente tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo sólo favoreció a unos cuantos mexicanos y a los extranjeros. La desigualdad entre los muy ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, abrió una profunda brecha en la sociedad mexicana. Se formaron enormes latifundios, los indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que ocuparse como peones en las haciendas.
Con todo, se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública, lo que permitió que se educaran más niños; cada vez más mexicanos pudieron seguir estudios superiores y se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México, se multiplicaron los caminos, puentes, edificios y escuelas, los teatros presentaban compañías y actores europeos, y se extendió el cinematógrafo. La vida intelectual tuvo hitos importantes. Un grupo de historiadores publicó "México a través de los siglos" y otro "México y su evolución social". Justo Sierra inauguró la Universidad Nacional. José María Velasco plasmó en cuadros maravillosos el esplendor del paisaje mexicano; Saturnino Herrán pintó una impresionante serie de cuadros con gente del pueblo y con alegorías a la mexicanidad y José Guadalupe logró vigorosos grabados con escenas de la vida diaria.
En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a una nueva generación que quería participar en la vida política del país. Surgieron así varios partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución de sus problemas. Uno de esos hombres fue Francisco I. Madero. Había estudiado y viajado fuera de México, pues venía de una familia de hacendados y empresarios, y no tenía dificultades económicas. Fundó el partido Antirreeleccionista, del que se postuló candidato. Después se dedicó a viajar por todo el país, para explicar sus ideas políticas. Desde el tiempo en que Juárez había recorrido el país esto no sucedía. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio.
Pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Díaz, y poco antes de las elecciones de 1910 fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Allí recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, aunque debía permanecer en la ciudad. Sin embargo, a principios de octubre Madero escapó a los Estados Unidos de América, donde publicó el Plan de San Luis Potosí.
En ese documento, Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional, hasta que se realizaran nuevas elecciones; prometió que se devolverían las tierras a quienes hubieran sido despojados de ellas; pidió que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamamiento al pueblo para que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910, y arrojara del poder al dictador.
El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante treinta años, parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general. En sólo seis meses las fuerzas maderistas triunfaron sobre las del viejo dictador. La acción definitiva fue la toma de ciudad Juárez, por Orozco y Villa. En esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia y salió del país rumbo a Francia, donde murió en 1915.
Guadalupe Victoria
Militar e independentista mexicano (Tamazula, Nueva Vizcaya, 1786 - San Carlos de Perote, 1846). Su verdadero nombre era José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix y creció con su tío el cura de Tamazula, Agustín Fernández. Estudió en el Seminario de Durango y en el colegio de San Ildefonso de México.
Guadalupe Victoria
En 1812 se sumó a las fuerzas insurgentes de Hermenegildo Galeana y cambió su nombre por el de Guadalupe Victoria, pues se encomendó a la Virgen morena y luchó por la victoria de la causa insurgente. Destacó durante la toma de Oaxaca y se unió a la tropa de Nicolás Bravo en Veracruz. Se dedicó a controlar el paso del puente del Rey, por el que se hizo famoso debido a sus exitosos asaltos a convoyes militares.
Por ello fue ascendido a coronel y se encargó de la campaña de Veracruz. Defendió los puertos de Nautla y Boquillas de Piedras, aunque los realistas consiguieron recuperarlos más tarde. Victoria inició una estrategia de guerra de guerrillas con ataques breves pero fulminantes. Además organizó un gobierno en el territorio que dominaba, fijó impuestos para el sostenimiento de la guerra, nombró jueces y las condiciones para la creación de una fuerza marítima. Logró asediar y aislar las ciudades de Córdoba, Orizaba y Jalapa.
Cuando el movimiento insurgente declinó con la muerte de Morelos, Victoria continuó manteniendo viva la causa. A principios de 1819 se ocultó, y reapareció en 1821 para apoyar el Plan de Iguala, suscrito entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero. Se entrevistó con Iturbide, con el que tuvo diferencias, pues no estaba de acuerdo en el establecimiento de un imperio sino en el de una república.
Cuando en 1823 Iturbide abdicó y marchó al exilio, Victoria formó parte del Supremo Poder Ejecutivo. Un año después se sancionó el Acta Constitutiva de la Federación (Constitución de 1824) y se eligió a Victoria como presidente.
Su gestión estuvo encaminada a obtener el reconocimiento de la independencia mexicana de otras naciones. Obtuvo un préstamo de Inglaterra y expulsó a todos los españoles. Al concluir su gobierno en 1829 se retiró a vivir a su hacienda de Jobo en Veracruz. Fungió como senador por Durango y Veracruz de 1832 a 1834, y simultáneamente combatió rebeliones en Veracruz y Oaxaca, y más tarde sería investido gobernador interino de Puebla. En 1838 asumió la comandancia general de Veracruz ante la amenaza de la guerra con Francia. En 1841 contrajo matrimonio con María Antonia Bretón y Velázquez, pero su salud se vio quebrantada por un viejo padecimiento epiléptico.
Melchor Ocampo
(Pateo, Michoacán, 1814 - Tepexi del Río, 1861) Abogado mexicano que se destacó como político defensor de la causa liberal. Trabajó con el grupo que apoyaba a Benito Juárez y que redactó las famosas Leyes de Reforma. Asimismo fue miembro del Congreso Constituyente, en donde formó parte de la comisión redactora de la Constitución de 1857. Dado su apoyo incondicional al liberalismo, fue fusilado por los conservadores.
Melchor Ocampo
Melchor Ocampo estudió derecho en la Universidad de Ciudad de México, dedicándose también al estudio de la botánica, la química y las ciencias naturales. Viajó por Europa durante 1840, y a su vuelta inició su carrera política. Elegido por el estado de Michoacán para el Congreso Constituyente de 1842, fue nombrado gobernador de Michoacán en 1846. Desde ese puesto se rebeló contra el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que se cedían a Estados Unidos los territorios de Texas, Nuevo México, Alta California y parte de Tamaulipas.
Desterrado por Santa Anna en Nueva Orleáns, conoció allí a Benito Juárez y a otros liberales. Cuando Juárez ocupó la presidencia tras el golpe de estado de Ignacio Comonfort, a Ocampo le fue asignada la Secretaría de la Gobernación; también fue presidente del Congreso. Liberal del grupo radical, fue una de las figuras clave de la Reforma, y redactó algunas leyes. En 1861 comunicó a Juárez su deseo de retirarse; pero cuando se hallaba en Pococa, un grupo al mando del español Lindoro Cajiga le detuvo y le trasladó a Tepexi, donde fue fusilado.
Agustín de Iturbide
(Valladolid, actual México, 1783 - Padilla, id., 1824) Militar y polítco mexicano. Hijo de un terrateniente español y una criolla noble, Agustín de Iturbide se enroló en el ejército realista a la edad de catorce años. Se negó a participar en la insurrección contra los españoles, dirigida por el cura Hidalgo, y defendió la ciudad de Valladolid contra las fuerzas revolucionarias; su notable actuación le valió el ascenso a capitán.
Con este nuevo grado, Agustín de Iturbide combatió a las guerrillas indígenas, y acabó por capturar a Albino Licéaga y Rayón, logro que le valió un nuevo ascenso. Posteriormente, fue nombrado comandante general de la provincia de Guanajuato, donde se distinguió por su implacable persecución de los rebeldes. Diversas acusaciones (abuso de autoridad y malversación) propiciaron que el virrey Calleja lo destituyera, pero fue absuelto de todos los cargos gracias al apoyo del auditor Bataller.
Con treinta y siete años fue nombrado comandante general del Sur y se le encomendó la tarea de sofocar la insurrección de Guerrero, una de las últimas que continuaban en liza. Al no conseguirlo, se reunió con éste y, juntos, presentaron el denomindo Plan de Iguala, en el que se proclamaban tres garantías: la independencia de México, la igualdad de derechos para españoles y criollos y, por último, la supremacía de la Iglesia Católica. Rápidamente, el ejército trigarante pasó a dominar todo el país. En vista de ello, el nuevo representante del rey de España, Juan O'Donojú, firmó el tratado de Córdoba, por el que se reconocía la independencia de México.
Un año más tarde, Iturbide se autoproclamó emperador (Agustín I), si bien muy pronto hubo de enfrentarse a una conspiración de carácter republicano. Decidió entonces disolver el Congreso y nombró una Junta que actuaba por completo a su servicio. En contra de estas medidas, el gobernador de Veracruz, el general Santa Anna, resolvió proclamar la República, e inmediatamente recibió el apoyo de otros generales, e incluso de las tropas que en principio debían acabar con la revuelta. Por último, Iturbide se vio obligado a abdicar. Se exilió en Europa (1823) y un año después volvió a su país, ignorante de que allí había sido condenado a muerte. Detenido a su llegada, fue fusilado a la edad de cuarenta y un años.

miércoles, 11 de junio de 2014

Vicente Guerrero
Militar y revolucionario mexicano (Tixtla, actual Guerrero, 1783 - Cuilapan, 1831). Vicente Guerrero provenía de una familia de campesinos y arrieros de origen mestizo.
En 1811 tuvo contacto con Hermenegildo Galeana, quien lo convenció para que se uniera al movimiento independentista, pues había sido enviado por José María Morelos para tomar Taxco. Morelos reconoció los méritos de Guerrero y le otorgó el grado de capitán, ordenándole instruirse en el manejo de las armas, fabricación de pólvora, estrategias de guerra, etc.
En 1812 tomó parte en la conquista de Oaxaca, y de nuevo por su demostración continua de valor fue ascendido a teniente coronel. Comisionado por Morelos para que reforzara la zona costera del sur, Vicente Guerrero conquistó Puerto Escondido, Santa Cruz de Huatulco y participó en la toma de Acapulco.
En 1814, Guerrero y su ejército escoltaron a los miembros del Congreso a Tlacotepec para darles seguridad, y después fue enviado a la mixteca como apoyo a las fuerzas insurgentes de Juan N. Rosáins y Ramón Sesma. Su táctica consistía en ataques sorpresivos y rápidos, lo cual le dio gran fama por su efectividad.
En 1815, con la aprehensión y fusilamiento de Morelos, Guerrero se replegó a la sierra del Sur. Los jefes insurgentes Rosáins y Sesma aceptaron el indulto del gobierno. El virrey Apodaca intentó coaccionar a Guerrero, valiéndose de su padre, para que también lo aceptara él, pero se negó. En 1818 Guerrero, reconocido como general en jefe del ejército del Sur, mantenía contacto con Pedro Ascencio, en la zona de Iguala y Taxco.
A finales de 1820 el coronel Agustín Iturbide fue designado por el virrey para que pusiera fin a la insurgencia, pero Iturbide se pasó del lado insurgente y redactó el llamado Plan de Iguala (1821), integrado por una proclama de independencia y un plan para el establecimiento de un Gobierno mexicano.
Cuando Iturbide se coronó emperador de México, Guerrero tomó las armas para derrocarlo. Después apoyó incondicionalmente al presidente Guadalupe Victoria y se afilió a la logia masónica yorkina. En 1829, Vicente Guerrero fue nombrado presidente constitucional pero, destituido a los pocos meses, se enemistó con Anastasio Bustamante, a quien al parecer mandó asesinar. Tras sufrir una traición, Guerrero fue fusilado en Cuilapan.
José María Morelos y Pavón
(José María Morelos y Pavón; Valladolid, actual Morelia, 1765 - San Cristóbal Ecatepec, 1815) Religioso, político y militar mexicano, caudillo de la independencia de México. Asumió el liderazgo del movimiento independentista tras la muerte en 1811 del cura Hidalgo (a cuya causa se había unido en 1810) y logró importantes victorias en el sur. Trató además de dar forma política a sus ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo (1813), que formuló la declaración de independencia, otorgó a Morelos un amplio poder ejecutivo y puso las bases para una Constitución liberal y democrática que sería aprobada en 1814.
José María Morelos era hijo de Manuel Morelos, carpintero de ascendencia india y de Juana María Pérez Pavón, criolla, cuyo padre había sido maestro de escuela en la ciudad. Durante catorce años, además de las primeras letras que le enseñó su madre, sólo se sabe que ayudó en lo que pudo para el sostenimiento de la familia.
José María Morelos
La muerte del padre en 1779 significó un importante cambio. Confiado a la custodia de su tío Felipe Morelos, se trasladó a una hacienda cerca de Apatzingán (Michoacán) y se dedicó primero a la labranza y, poco después, a conducir como arriero una recua de mulas que su tío empleaba para transportar los ricos cargamentos de mercancías entre el puerto de Acapulco, terminal de los galeones de Manila, y la ciudad de México. Esta actividad le proporcionó unos ingresos regular, que el joven Morelos invertía en comprar mulas y sostener a su madre y hermana.
Así vivió hasta cumplir los 25 años; en 1790, ante la insistencia de su madre, que deseaba su ingreso en la carrera eclesiástica con la ilusión de que accediese a una capellanía o beneficio dejado por su bisabuelo materno, se separó de su tío Felipe y regresó a Valladolid para ingresar en el colegio de San Nicolás. Allí tuvo ocasión de conocer al rector Miguel Hidalgo y Costilla, con el que coincidió durante dos años. Estudió gramática y latín y dos años más tarde amplió estos estudios en el Seminario Tridentino de la misma ciudad, recibiendo instrucción en retórica y filosofía. El 28 de abril de 1795 recibió el título de bachiller de artes en la ciudad de México.
Poco después solicitó de la jerarquía eclesiástica de Valladolid que se le confiriesen la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconato, lo que consiguió a finales de ese mismo año. En abril de 1796 aceptó una oferta del cura de Uruapan para enseñar gramática y retórica a los niños del lugar, tras recibir la licencia correspondiente. Tras algunos años de ejercicio, el 20 de diciembre de 1797, cumplidos los 32 años de edad, fue promovido al sacerdocio, otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar en Uruapan y curatos vecinos.
Se iniciaba así una larga carrera sacerdotal que le llevó a ejercer de cura párroco, primero en un marginado distrito de Churumuco, etapa durante la cual falleció su madre en Pátzcuaro. Morelos permaneció en Churumuco durante poco más de un año, hasta que en marzo de 1799 se le transfirió a la parroquia de Carácuaro, a unos 50 kilómetros de distancia, tan pobre como la anterior pero mucho más poblada. En Carácuaro vivió Morelos toda una década, administrando la parroquia y viviendo de las aportaciones de sus feligreses, que se resistían por todos los medios al pago de los impuestos eclesiales.
Durante este periodo mantuvo y mejoró un negocio de ganado que había iniciado en la época de arriero, administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa familiar (actualmente Casa de Morelos en la ciudad de Morelia) y tuvo dos hijos ilegítimos. Más tarde, durante el periodo revolucionario, tuvo dos hijos más. En 1807 compró en Valladolid una casa a la que aumentó otro piso en 1809, sin que se tenga la menor certeza de que le llegara noticia alguna de que se estaba preparando una revolución. Bien es cierto que los historiadores señalan la creciente insatisfacción y en todo caso la frustración de Morelos, acumulada a lo largo de muchos años de cura parroquial.
En octubre de 1810, conocedor del levantamiento deMiguel Hidalgo, que había sido su rector en San Nicolás, decidió visitarle y hablar con él. Al parecer, su intención era la de ofrecerse como capellán, pero una vez llevado a cabo este encuentro el 20 de octubre, Hidalgo lo convenció de que aceptara una misión más importante: marchar a la costa del sur, reunir tropas y tomar el puerto de Acapulco, que Morelos conocía muy bien. El 25 de octubre, acompañado de una veintena de voluntarios mal armados, Morelos partió de Cuarácaro hacia las tierras calientes del sur, en calidad de lugarteniente de Hidalgo.
La actividad insurgente de Morelos duró cinco años, a lo largo de los cuales fue capaz de desarrollar cuatro campañas militares, además de una obra política, doctrinal y administrativa en la que se recoge un pensamiento avanzado, innovador y cargado de sentido popular y social. Se le reconoce un incipiente genio de estratega militar, despiadado y cruel en algunas ocasiones, y capaz de enfrentarse y doblegar en varias ocasiones a los ejércitos realistas superiores en número, bajo el mando del temible Félix María Calleja.
Las campañas de Morelos
La primera campaña, de octubre 1810 a agosto 1811, le permitió organizar y constituir un cuerpo de tropas disciplinado y bien armado, con el que intentó sin éxito la ocupación de Acapulco en febrero de 1811. Se retiró con sus fuerzas a Tecpan, desde donde preparó el asalto a Chilpancingo el 24 de mayo y la toma de Tixtla (actual Ciudad Guerrero) dos días más tarde. En el curso de esta campaña se le unieron los hermanos Miguel y Víctor Bravo, nacidos en la hacienda de Chichihualco; Vicente Guerrero, oriundo de Tixtla, y los hermanos Galeana, de Tecpan. En esta época contó con la colaboración del estadounidense Perter Ellis Bean, aventurero cosmopolita, que fabricó gran cantidad de pólvora para las tropas insurgentes.
Desgraciadamente, en junio de 1811 fueron ejecutados Miguel Hidalgo y sus principales ayudantes, aunque le sucedió en la dirección del movimiento Ignacio López Rayón, que se retiró a Zacatecas y se internó en Michoacán, mientras maduraba y concretaba un ideario político que diese coherencia y unidad a las iniciativas surgidas por todo el país. Unido a José María Liceaga, años más tarde compañero de Javier Mina, y a José Sixto Verduzco, enviado de Morelos, Rayón estableció en agosto de este año la Suprema Junta Nacional de América.
La mayor objeción que Morelos puso a esta Junta fue su declarado acatamiento a Fernando VII, defendido por Rayón como una medida de prudencia y moderación. Éste fue, por lo tanto, el primer núcleo de gobierno insurgente, que se atrajo la simpatía de los intelectuales y hacendados criollos que deseaban establecer un sistema de Juntas similar al implantado en las provincias de España. En la ciudad de México se inició, en este tiempo, la formación de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes.
En agosto de 1811 Morelos contaba, según sus propias palabras, "con cuatro batallones en pie de guerra: uno para proteger los puertos de la costa; otro en El Veladero, fuera de Acapulco; un tercero en Tixtla y el último en Chilpancingo, para encargarse del abasto de pólvora". Desde el primer momento Morelos se inclinó por la proclamación de algunos principios revolucionarios, tomados de sus conversaciones con Hidalgo.
En Aguacatillo, el 17 de noviembre de 1810, había anunciado el establecimiento de un nuevo gobierno y en este decreto incluyó la abolición de la esclavitud (que confirmaría con solemnidad a principios de 1813), de los tributos y de las tesorerías de las comunidades. Este decreto está considerado como uno de los documentos más importantes en la historia social de América Latina. Como justificación de su levantamiento afirmaba que "ya que España se encontraba en manos de los franceses y los gachupines conspiraban con Napoleón para perpetuar su poder, todos los americanos debían unirse en defensa del país y de la religión".
La segunda campaña de Morelos, tras unos meses dedicados a la reorganización y preparación de sus huestes, se desarrolló de noviembre de 1811 a mayo de 1812. Una vez tomado Tlapa reunió a todas sus fuerzas en Chiautla para establecer una nueva estrategia: dividió su ejército en tres grandes cuerpos, uno al mando de Miguel Bravo, que marcharía hacia el sur y trataría de conquistar Oaxaca; el segundo dirigido por Hermenegildo Galeana, que atacaría y dominaría Taxco, y el tercero, bajo la dirección del propio Morelos, que avanzaría hacia el norte y entraría en Izúcar sin combatir el 12 de diciembre, para atacar Tenango y Tenancingo, antes de llegar a Cuautla (Morelos), ocupada el día de Navidad.
Se ha discutido acerca de por qué Morelos no siguió hasta Puebla, cuya conquista hubiera constituido el anticipo a la caída de la capital. En su lugar, dejando guarecida Cuautla, prefirió correr hacia el oeste, para unirse a las tropas de Galeana estacionadas frente a Taxco. Fue uno de sus más graves errores militares, porque mientras tanto, Félix María Calleja, con un numeroso cuerpo de ejército, sitió Zitácuaro (Michoacán), residencia de la Junta de Rayón, obligando a sus miembros a huir y dispersarse sin ofrecer resistencia. Este fue el comienzo de la decadencia de Rayón y de sus seguidores y constituyó un duro golpe al inicial optimismo insurgente.
Al conocer la caída de Zitácuaro, Morelos regresó a Cuautla, vía Cuernavaca, dispuesto a resistir el asalto anunciado de Calleja. El sitio de Cuautla, que se prolongó de febrero de mayo de 1812, ha sido interpretado de manera diferente por los panegiristas de cada uno de los bandos. Inicialmente Morelos logró derrotar a Calleja, pero Calleja consiguió reforzarse con tropas de refresco.
Mientras los insurgentes se mostraban incapaces de organizar una fuerza exterior que atacase al jefe realista por la espalda, el agotamiento de los víveres, la falta de agua y el acoso de las epidemias diezmaron los efectivos de Morelos y le obligaron a organizar una salida arriesgada, que culminó con notable éxito. Tanto los insurgentes como el propio Calleja se atribuyeron el triunfo sobre sus contrarios, pero el sitio de Cuautla, de todos modos, constituyó un modelo de resistencia límite, que socavó y atemperó el triunfalismo del virrey.
La tercera campaña, de junio de 1812 a agosto de 1813, fue la de mayor actividad y de más rotundo éxito de Morelos. Reagrupadas sus fuerzas en Chiautla, con Galeana y Bravo, durante algunos meses dominó el eje Chiautla-Tehuacán, llevó a cabo diversas acciones contra las fuerzas realistas y trató de impedir las comunicaciones entre la capital y el puerto de Veracruz. Al llegar el mes de noviembre se decidió a tomar la ciudad de Oaxaca, lo que consiguió el día 25 de este mes. Se trata de una de las acciones militares más brillante de Morelos, que contó con el apoyo de Mariano Matamoros y Miguel Bravo, logrando derrotar a las tropas del general español González Saravia. La brillante victoria de Morelos en Oaxaca reforzó mucho la suerte de los insurgentes, aumentó su prestigio personal y produjo una gran cantidad de beneficios materiales.
Durante varias semanas Oaxaca fue el cuartel general de Morelos, que fortaleció y extendió su dominio de la zona, al tiempo que intensificaba su labor administrativa y el ordenamiento de la insurgencia. Creó la intendencia de la provincia y el ayuntamiento de la ciudad, expidió reglamentos relativos a los horarios comerciales, a la tenencia de armas, al toque de queda y al uso de una insignia de identificación personal. También creó una Junta de Protección y Seguridad Pública, responsable del orden y la seguridad del pueblo. En la fiesta de acatamiento a la Junta Suprema, se presentó vistiendo un uniforme nuevo, con la insignia de capitán general, lo que simbolizaba la cumbre de su carrera militar.
En aquellos momentos, estuvo dudando si penetrar en el Valle de México, como le pedían sus seguidores de la capital, asociados en la agrupación de Los Guadalupes, o ceder al instinto que le señalaba la necesidad de apoderarse de un puerto de mar, para fortalecer sus relaciones con Estados Unidos y facilitar la llegada de ayudas procedentes del exterior. Inclinado por esta segunda opción, salió de Oaxaca el 9 de enero de 1813, atravesó la cordillera realizando marchas increíbles y, a partir de abril, estableció el asedio de Acapulco, que se prolongó durante varios meses hasta que el 20 de agosto consiguió su capitulación.
Con la incorporación de Nicolás Bravo, el contingente militar se componía de un millar de soldados, la mitad de ellos armados. Sin embargo, llegados a Tesmalaca, seis millas más allá del río Mezcala (cerca de la actual Iguala), un destacamento realista al mando del coronel de la Concha cayó sobre el convoy y aprehendió a Morelos, mientras Bravo pudo escapar, protegiendo al convoy hasta su llegada a Tehuacán.
Conducido a la ciudad de México, el 22 de noviembre de 1815 se iniciaba el primero de la serie de juicios a que fue sometido, ya que las autoridades militar, eclesiástica y civil se disputaron el derecho a condenarlo. Incoado con toda rapidez, el primer juicio terminó el día 23 y enseguida se presentó al prisionero ante el temible tribunal de la Inquisición, que lo incriminó por abandono de las doctrinas de la Iglesia y la adopción de herejías de autores malignos. El juicio estatal se celebró el día 28 y su declaración, registrada y anotada por el propio Morelos, constituye una de las fuentes de información más valiosas sobre el movimiento de independencia.
Miguel Hidalgo y Costilla
(Miguel Hidalgo y Costilla; San Diego Corralejo, Guanajuato, 1753 - Chihuahua, 1811) Patriota mexicano conocido también con el sobrenombre de El cura Hidalgo. Considerado como el padre de la patria mexicana, fue el iniciador de la lucha por la independencia.
Miguel Hidalgo
Hijo segundo de don Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de la hacienda de San Diego Corralejo, y de doña Ana María Gallaga Mandarte, tuvo tres hermanos. A los 12 años marchó a la ciudad mexicana de Valladolid (actual Morelia), donde realizó sus estudios en el Colegio de San Nicolás. Ya bachiller en 1770, marchó a al ciudad de México para cursar estudios superiores.
En 1773 se graduó como bachiller en filosofía y teología, y obtuvo por oposición una cátedra en el mismo Colegio de San Nicolás. Durante los años siguientes realizó una brillante carrera académica que culminó en 1790, cuando fue nombrado rector del Colegio de San Nicolás. En 1778 fue ordenado sacerdote; al recibir las órdenes sagradas ocupó varias parroquias, hasta que a la muerte de su hermano Joaquín, en 1803, lo sustituyó como cura de Dolores, en Guanajuato.
Hombre muy culto y profundo conocedor de las ideas de la Ilustración, las puso en práctica entre sus feligreses, en su mayoría indígenas, en el intento de mejorar sus condiciones económicas y de vida. Para ello les enseñó a cultivar viñedos, criar abejas y dirigir pequeñas industrias, lo que le valió el apoyo incondicional de sus feligreses.
En 1808, la invasión a España por las tropas napoleónicas y la consiguiente deposición de su monarca Carlos IV, y de su hijo Fernando VII, generaron gran oposición tanto en España como en América. Surgieron entonces numerosos grupos de intelectuales que discutían en torno a los problemas de la soberanía y la forma de gobernarse. En 1809 Hidalgo se unió a una de esas sociedades secretas, formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar el Virreinato de Nueva España en nombre del rey Fernando VII, que en ese momento se encontraba preso de Napoleón, y en último caso lograr la independencia.
Los conjurados planeaban levantarse en armas contra el virrey de Nueva España el primero de octubre de 1810, pero fueron descubiertos a mediados de septiembre. Hidalgo y algunos otros conspiradores lograron ponerse a salvo gracias al aviso de Josefa Ortiz de Dominguez y se trasladaron a Querétaro, donde Hidalgo se reunió con Ignacio Allende.
El 16 de septiembre de 1810, Hidalgo enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México, en el que se podía leer: "Viva la religión. Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América y muera el mal gobierno". Hidalgo lanzaba así el llamado Grito de Dolores, que supuso el inicio de la revuelta; junto con Allende, consiguió reunir un ejército formado por más de 40.000 miembros.
Miguel Hidalgo en una pintura mural de Juan O'Gorman
El 21 de septiembre, el ejército de Hidalgo y Allende capturó Celaya, por lo que Hidalgo fue nombrado capitán general del Ejército Libertador e Ignacio Allende fue ascendido a teniente general. El obispo electo de Michoacán publicó un edicto el 24 de septiembre en el que eran excomulgados Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo. Seguidamente tomó las ciudades de Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato.
El 17 de noviembre Hidalgo se encaminó hacia Valladolid con siete mil hombres de caballería y doscientos cuarenta infantes, todos mal armados, entrando el 26 en Guadalajara, pero no logró llegar a la ciudad de México. En Guadalajara, Hidalgo expidió una declaración de independencia y formó un gobierno provisional; además decretó la abolición de la esclavitud, la supresión de los tributos pagados por los indígenas a la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por las haciendas. A finales de año había perdido ya Guanajuato y Valladolid.
El 11 de enero de 1811 fue derrotado cerca de Guadalajara por un contingente de soldados realistas. Hidalgo huyó hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Elizondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte. Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la mañana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato.
Hernán Cortés
Conquistador español de México (Medellín, Badajoz, 1485 - Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1547). Procedente de una familia de hidalgos de Extremadura, Hernán Cortés estudió brevemente en la Universidad de Salamanca. En 1504 pasó a las Indias recién descubiertas por Colón y se estableció como escribano y terrateniente en La Española (Santo Domingo). Participó en la expedición a Cuba de 1511 como secretario del gobernador Diego Velázquez, con quien emparentó al casarse con su cuñada y que le nombró alcalde de la nueva ciudad de Santiago.
En 1518 Diego Velázquez confió a Hernán Cortés el mando de una expedición a Yucatán; sin embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien ya había encarcelado en una ocasión acusado de conspiración, y decidió relevarle del encargo antes de partir. Advertido Cortés, aceleró la partida y se hizo a la mar antes de recibir la notificación (1519).
Con once barcos, unos seiscientos hombres, 16 caballos y 14 piezas de artillería, Hernán Cortés navegó desde Santiago a Cozumel y Tabasco; allí derrotó a los mayas y recibió -entre otros regalos- a la india doña Marina, que le serviría como amante, consejera e intérprete durante toda la campaña.
Desobedeciendo órdenes expresas del gobernador Velázquez, fundó en la costa del golfo de México la ciudad de Villa Rica de la Veracruz. Allí tuvo noticias de la existencia del imperio azteca en el interior, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista.
Para evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres ante la evidente inferioridad numérica, Hernán Cortés hundió sus naves en Veracruz. Logró la alianza de algunos pueblos indígenas sometidos a los aztecas, como los toltecas y tlaxcaltecas. Tras saquear Cholula, llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma, que se declaró vasallo del rey de Castilla. La posible identificación de los españoles con seres divinos y de Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl favoreció quizá esta acogida a unos extranjeros que enseguida se empezaron a comportarse como invasores ambiciosos y violentos.
Finalmente, Cortés se vio obligado a abandonar Tenochtitlán en la llamada «Noche Triste» (30 de junio de 1520), en la que su pequeño ejército resultó diezmado. Refugiado en Tlaxcala, siguió luchando contra los aztecas -ahora bajo el mando de Cuauhtémoc-, a los que derrotó en la batalla de Otumba; y, finalmente, cercó y tomó Tenochtitlán (1521). Destruida la capital azteca, reconstruyó en el mismo lugar (una isla en el centro de un lago) la ciudad española de México. Dominado el antiguo imperio azteca, lanzó expediciones hacia el sur para anexionar los territorios de Yucatán, Honduras y Guatemala.
Los detalles de la conquista de México, así como los argumentos que justificaban las decisiones de Hernán Cortés fueron expuestos en las cuatro Cartas de relación que envió al rey. En 1522 fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva España (nombre que dieron los conquistadores al territorio mexicano). Sin embargo, la Corona española -ya en manos de Carlos I- practicó una política de recorte de los poderes de los conquistadores, para controlar más directamente las Indias; funcionarios reales aparecieron en México enviados para compartir la autoridad de Cortés hasta que, en 1528, éste fue destituido y enviado a la Península.
En España salió absuelto de todas las acusaciones e incluso fue nombrado marqués del Valle de Oaxaca, además de conservar el cargo honorífico de capitán general, aunque sin funciones gubernativas. De vuelta a México en 1530, todavía organizó algunas expediciones de conquista, como las que incorporaron a México la Baja California (1533 y 1539).
Regresó nuevamente a España para intentar obtener mercedes de la Corona por los servicios prestados, para lo cual llegó a participar en una expedición contra Argel en 1540; pero sus reclamaciones nunca obtuvieron plena satisfacción. Se instaló en un pueblo cercano a Sevilla, en donde reunió una tertulia literaria y humanística. El conquistador de México, impulsado por un gran fervor religioso -aparte de la ambición de honores y riquezas común a todos los conquistadores-, fue un hombre culto y con preocupaciones morales inusuales en su entorno (como la de plantearse si era legítimo esclavizar a los indios).
Cristóbal Cólon

Descubridor de América (Génova?, 1451 - Valladolid, 1506). El origen de este navegante, probablemente italiano, está envuelto en el misterio por obra de él mismo y de su primer biógrafo, su hijo Hernando. Parece ser que Cristóbal Colón empezó como artesano y comerciante modesto y que tomó contacto con el mar a través de la navegación de cabotaje con fines mercantiles.
En 1476 naufragó la flota genovesa en la que viajaba, al ser atacada por corsarios franceses cerca del cabo de San Vicente (Portugal); desde entonces Colón se estableció en Lisboa como agente comercial de la casa Centurione, para la que realizó viajes a Madeira, Guinea, Inglaterra e incluso Islandia (1477).
Luego se dedicó a hacer mapas y a adquirir una formación autodidacta: aprendió las lenguas clásicas que le permitieron leer los tratados geográficos antiguos (tomando conocimiento de la idea de la esfericidad de la Tierra, defendida por Aristóteles); y empezó a tomar contacto con los grandes geógrafos de la época (como el florentino Toscanelli).
De unos y otros le vino a Cristóbal Colón la idea de que la Tierra era esférica y de que la costa oriental de Asia podía alcanzarse fácilmente navegando hacia el oeste (ya que una serie de cálculos erróneos le habían hecho subestimar el perímetro del Globo y suponer, por tanto, que Japón se encontraba a 2.400 millas marinas de Canarias, aproximadamente la situación de las Antillas). Marineros portugueses versados en la navegación atlántica le informaron seguramente de la existencia de islas que permitían hacer escala en la navegación transoceánica; e incluso es posible que, como aseguran teorías menos contrastadas, tuviera noticia de la existencia de tierras por explorar al otro lado del Océano, procedentes de marinos portugueses o nórdicos (o de los papeles de su propio suegro, colonizador de Madeira).
Con todo ello, Colón concibió su proyecto de abrir una ruta naval hacia Asia por el oeste, basado en la acertada hipótesis de que la Tierra era redonda y en el doble error de suponerla más pequeña de lo que es e ignorar la existencia del continente americano, que se interponía en la ruta proyectada. El interés económico del proyecto era indudable en aquella época, ya que el comercio europeo con Extremo Oriente era extremadamente lucrativo, basado en la importación de especias y productos de lujo; dicho comercio se realizaba por tierra a través de Oriente Medio, controlado por los árabes; los portugueses llevaban años intentando abrir una ruta marítima a la India bordeando la costa africana (empresa que culminaría Vasco da Gama en 1498).
Colón ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal, quien lo sometió al examen de un comité de expertos. Aunque terminó acepando la propuesta, el monarca portugués puso como condición que no se zarpase desde las Canarias, pues en caso de que el viaje tuviera éxito, la Corona de Castilla podría reclamar las tierras conquistadas en virtud del Tratado de Alcaçobas. Colón encontró demasiado arriesgado partir de Madeira (sólo confiaba en los cálculos que había trazado desde las Canarias) y probó suerte en España con el duque de Medina Sidonia y con los Reyes Católicos, que rechazaron su propuesta por considerarla inviable y por las desmedidas pretensiones de Colón.
Finalmente, la reina Isabel aprobó el proyecto de Colón por mediación del tesorero del rey, Luis de Santángel, a raíz de la toma de Granada, que ponía fin a la reconquista cristiana de la Península frente al Islam (1492). La reina otorgó las Capitulaciones de Santa Fe, por las que concedía a Colón una serie de privilegios como contrapartida a su arriesgada empresa; y financió una flotilla de tres carabelas -laPinta, la Niña y la Santa María-, con las que Colón partió de Palos el 3 de agosto de 1492.
Navegó hasta Canarias y luego hacia el oeste, alcanzando la isla de Guanahaní (San Salvador, en las Bahamas) el 12 de octubre; en aquel viaje descubrió también Cuba y La Española (Santo Domingo) e incluso construyó allí un primer establecimiento español con los restos del naufragio de la Santa María (el fuerte Navidad). Persuadido de que había alcanzado las costas asiáticas, regresó a España con las dos naves restantes en 1493.
Colón había descubierto América fortuitamente como consecuencia de su intuición y fuerza de voluntad. Aunque fracasó en su idea original de abrir una nueva ruta comercial entre Europa y Asia, abrió algo más importante: un «Nuevo Mundo» que, en los años siguientes, sería explorado por navegantes, misioneros y soldados de España y Portugal, incorporando un vasto imperio a la civilización occidental y modificando profundamente las condiciones políticas y económicas del Viejo Continente. 

BIBLIOGRAFÍAS

Benemérita Escuela Normal Federalizada de Tamaulipas.
Prácticas Sociales del Lenguaje
1° año Semestre "B"

Nosotros somos un grupo de jóvenes con un trabajo otorgado que es, a través de un medio de comunicación compartirles información sobre el tema que nos tocó representar en nuestra escuela Normal, en la materia de Prácticas Sociales del Lenguaje, donde tenemos que contextualizar algunos temas de los libros de texto a nuestro diario vivir y claro junto con ello, elegir un medio de comunicación que nos ayude, en este caso, nosotros escogimos las redes sociales.

Este blogger tiene como objetivo principal el otorgar a las personas interesadas en conocer los personajes importantes de México, aquellos personajes que han dejado huella en el territorio Mexicano.